Ninguno mejor en el ataque que el luso Cristiano Ronaldo
Los 40 años de Cristiano Ronaldo, que mantiene intacta su forma física y la ambición goleadora, colocaron sobre el tapete la inacabable polémica de si el luso ha sido el mejor delantero de la historia del fútbol, tal como él mismo proclamó en una entrevista concedida a un medio español en ocasión su cumpleaños. Más allá de la sinceridad o la inmodestia que ha sido un sello en la personalidad del madeirense, nadie puede negar que CR7 pertenece a una raza distinta de futbolistas y se ha ganado el derecho a figurar entre los mejores de cualquier época.
Ningún delantero del presente o del pasado del fútbol puede presumir de los números y los títulos conquistados por Ronaldo, a quien sus detractores le reprochan, como otros fanáticos de la inquisición futbolística lo hacían antes injustamente con Lionel Messi, el hecho de no haber levantado el máximo trofeo de una Copa del Mundo con la selección de Portugal.
Pero ser campeón del mundo tampoco es una patente de corso para formar parte de la crema de la crema de los mejores goleadores de la historia. El italiano Paolo Rossi eliminó a Brasil con un triplete, fue campeón del mundo en España 82, pero ni por asomo puede entrar en la discusión de pertenecer a la élite.
La lista de los mejores delanteros del mundo la integran leyendas como el checo Josef Bican, el francés Just Fontaine, el húngaro Ferecn Puskas, el hispanoargentino Alfredo Di Stéfano, el portugués Eusebio, el alemán Gehard Müller y el fenómeno Ronaldo Nazario. En esta presurosa lista no incluimos a Pelé, Maradona y Messi, porque estos no son simples artilleros, sino dioses del juego, genios absolutos del balón, con una fabulosa capacidad de inventar maravillas de la nada y fabricar goles de ensueño.
Si comparamos al lusitanos con los artilleros que citamos antes, solo Ronaldo Nazario puede equipararse al lusitano. Comparten la velocidad y potencia, pero CR7 es de lejos mucho mejor cabeceador. Además, la falta de preocupación por su condición física que obsesiona a CR7, impidieron al brasileño brillar con más consistencia en el tapete. Así que puestos a elegir, no dudamos en darle la razón Cristiano. Ninguno calza sus botines como el delantero centro más completo y fulminante.
La santísima trinidad del balón
Hasta que las trasmisiones satelitales aparecieron y convirtió al fútbol en el primer producto global del planeta, la idea del señalar a ciencia cierta quién era el mejor futbolista del mundo resultaba baladí. Porque en Europa se desconocía a las grandes figuras de Suramérica y viceversa.
De allí que resultó una verdadera sorpresa para los periodistas del viejo continente, cuando aquella legendaria selección uruguaya comandada por los inmortales Pedro Petrone, Héctor Scarone, Pedro Cea y José Nasazzi arrasó en los Juegos Olímpicos de París 1924 con un juego a ras de piso, de pases y combinaciones endemoniadas para meterle un baile de 1-5 a Francia y conquistar el primer título global del fútbol con un 3-0 sobre Suiza. Pero no fue hasta el Mundial de México 1970, cuando el mundo entero pudo disfrutar de las transmisiones en directo y a todo color, que se proclamó al primer rey de reyes del fútbol: su majestad Edson Arantes do Nascimento, O Rey Pelé, tricampeón del mundo.
Tras su retiro, hubo candidatos a ocupar el trono vacante como Johan Cruyff, Michel Platini o Zico, pero ninguno fue digno de sucederlo, hasta que Diego Maradona se convirtió en México 1986 en el único jugador que ha sido capaz de ganar un Mundial con su puro ingenio. Y este siglo ha sido el de Messi. Otro prodigio del control de la pelota, de las gambetas y goles mitológicos. Solo ellos tres pueden ser considerados reyes del juego.
Luis Mendoza, Stalin Rivas y Juan Arango son nuestros reyes
En Venezuela la discusión de quien ha sido el mejor futbolista de la historia del país también es un tema para el debate. La vieja guardia del fútbol nacional eleva a los altares a la primera gran figura que se vio en las canchas, en los tiempos del llamado “fútbol de colonias”, donde resultaba casi imposible que un jugador criollo brillara en los equipos profesionales de entonces. Nos referimos, claro está, al legendario Luis Mendoza, un prodigio con el balón que a los 15 años ya debutaba en el profesional y a los 17 era la máxima estrella de la Vinotinto.
Mendocita era un prodigio con el balón que llevaba atado a los cordones. Driblaba como un brasileño, conducía el juego con una enorme inteligencia táctica y habilidad para meter pases de lujo a sus socios en el ataque, y le pegaba al balón con la misma potencia de pierna derecha o de zurda.
Su reinado como la mayor estrella del fútbol venezolano durante las décadas del sesenta y setenta se mantuvo intacto hasta que surgió e un zurdo fenomenal: Stalin Rivas. El mago guayanés también poseía una conducción endiablada para quebrar cinturas, meter estiletazos en el área o definir con la dulzura de su botín izquierdo. Pero su carácter atravesado y malas decisiones le impidieron brillar con más luminosidad en la Vinotinto, donde siempre se espero más de su talento.
De allí que para las generaciones más nuevas, la máxima figura del país es Juan Arango, quien carecía del ingenio y la habilidad de Mendoza y Rivas, pero era dueño de una soberbia pegada de pierna zurda que con cobros a balón parado casi logra la hazaña de clasificar al Mundial de Fútbol. Su rendimiento internacional en Europa, también lo encumbra como uno de los mejores de Venezuela.