octubre 22, 2025

‘Fonzie’ de Soapire para el mundo (I)

¿Han escuchado eso de “lo mejor queda para el final”?. Pues bien. Esta es la última entrega de la camada venezolana que debutó en MLB en 1995 y corresponde a Edgardo Alfonzo o “Fonzie”, el muchachito de Soapire que conquistó la Gran Manzana. Tenía 21 años, y lo más lejos que había llegado era AA, cuando en los entrenamientos primaverales le preguntaron si estaba listo para jugar en Nueva York. Y él dijo -sin titubeos-: si juego Caracas-Magallanes, puedo jugar en Nueva York. El resto es historia.

Debutó como emergente el 25 de abril ante los Rockies. Al finalizar la campaña, había disputado 101 compromisos, repartidos entre tercera y segunda base. Pero además su promedio de .278 fue el tercero más alto entre los novatos de la Liga Nacional. Su madurez fue evidente desde el comienzo.

Para 1997, la titularidad fue indiscutible. Jugó 151 compromisos, la segunda cifra del equipo, y fue el mejor bateador con promedio de .315. Ese año, en el que se afianzó en la antesala, alcanzó por primera vez doble dígito en jonrones (10) y empujó 72 carreras. En 1999 lo cambiaron a segunda base y ahí terminó disputando 158 juegos. Volvió a batear por encima de .300, siendo superado solo por el inmortal Rickey Henderson (.315) y Roger Cedeño (.313), pero además impuso un récord personal de jonrones con 27 y remolcó tope de 108 rayitas.

Ganó su primer y único bate de plata. Y ese año disputó además su primera postemporada, en la que conectó tres bambinazos y empujó siete carreras.

Esos Mets, de Henderson, Cedeño y Alfonzo, tenían también a Mike Piazza. Arrasaron en el 2000, año en el que “Fonzie” dio su más grande exhibición, ligando para .324 y facturando un OPS de .967. Esa contienda lo llevó al Juego de Estrellas y a su única Serie Mundial, esa en la que Yankees se impuso. El 2001 fue un año complejo para el equipo, tan es así que se quedaron fuera de la postemporada, y eso los forzó a moverse en la agencia libre, intentando conseguir un refuerzo que les diera un segundo aire. Así fue como entonces Roberto Alomar se unió a los metropolitanos.

Edgardo, que tenía tres campañas siendo el segunda base titular, tuvo que ceder su posición y regresar a la antesala. Pero eso, lejos de ser un problema, le dio un segundo aire. Tan es así que fue el líder bate del equipo con un promedio de.308, muy por encima de los registros de Piazza y Alomar. Esa fue la última gran exhibición del venezolano en New York, pues al año siguiente se marchó a la bahía. Pero de eso hablaremos en una segunda entrega.

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