Calabazas de 1.000 kilos y senderismo con el pionero del turismo rural en Las Bardenas
En un rincón semidesértico de Navarra, donde cientos de kilómetros de caminos polvorientos serpentean entre barrancos, vive un hombre que cultiva calabazas de más de mil kilos, mientras recibe senderistas en sus casas-cueva excavadas en las Bardenas Reales. Se llama Rubén Mendi, aunque en TikTok es conocido como El Rey de las Calabazas.
Pionero en la gestión de alojamientos rurales en la Ribera Navarra, lleva casi dos décadas compaginando su profesión con su gran pasión: las calabazas gigantes. A base de dedicación, ha logrado perfeccionar un método para obtener ejemplares cada vez más grandes. Compartimos charla con este agricultor y empresario navarro, cuya curiosa historia combina turismo responsable, senderismo y calabazas de récord.

- Hablamos con el Rey de las Calabazas.
El apodo fue idea de mis hijos, y me encanta. Decidimos cambiar el nombre de mi cuenta de TikTok, porque nos pareció llamativo El Rey de las Calabazas. Es mi hobby y mi pasión, me lo paso bien con esto y me hace feliz.
- ¿Cómo surgió esta pasión por las calabazas gigantes?
Hace 16 años decidimos organizar un concurso en mi pueblo, Valtierra. Al principio eran calabazas de 50 o 60 kilos. Concursé por primera vez en la segunda edición, con una calabaza de 110 kilos. El ganador presentó una de 200 kilos. Empezamos un montón de gente, pero muchos lo han ido dejando. A mí, por lo que sea, se me ha dado bien y aquí sigo.
- ¿Cuál es el secreto para conseguir semejantes calabazas?
Mucha dedicación. Estudiar e informarse, prepararse… A eso me dedico durante el invierno. Después, el manejo de cultivo: cada año vamos mejorando a base de prueba y error. Desde el 2020 parece que he dado en el clavo y he conseguido varias calabazas de más de 1.100 kilos.

- Así que el confinamiento tuvo una cara positiva para usted y sus calabazas.
El confinamiento me lo pasé en el invernadero. Teníamos el negocio cerrado y no sabíamos cuándo podríamos reabrir. Fue mi forma de liberar el estrés. Estuve cuatro meses trabajando con las calabazas y pude dedicarme a perfeccionar el método.
- Y cultivar calabazas de récord. Literalmente.
Acabo de batir el de España con una calabaza de 1.187,5 kilos. El anterior también era mío, de 2020, con 1.157 kilos. Pensaba que no lo superaría, pero este año ha sido la confirmación de que vamos a más.
- Sus calabazas sí que son terroríficas y no las de Hallowen…
No, no, las mías no dan miedo (sonríe). No solemos decorarlas por Halloween, por una cuestión de tiempos. Para nosotros es importante recuperar las semillas. Recolectamos las calabazas a principios de septiembre y si las aguantamos hasta finales de octubre, las semillas podrían germinar en el interior y echarse a perder.
- Ha recorrido España y parte del extranjero con las calabazas.
Las llevo a diferentes concursos, certámenes y ferias. Por ejemplo, la del récord ha estado en la feria Iberflora de Valencia. La gente alucinaba cuando la veía.

- ¿Qué sucede después con la calabaza? ¿Se la comen?
Es una variedad forrajera, no tan sabrosa como la calabaza cacahuete, por ejemplo: es menos dulce y más líquida. Sí que puedes hacer un puré y comértelo, pero normalmente sirve de alimento a los animales. Se las comen las vacas y las ovejas de mi suegro. La del récord de España se la he dado a un compañero de Valencia para sus gallinas. Así nos hemos ahorrado gastos de transporte.
- Por lo que cuenta, hay una comunidad de productores de hortalizas gigantes, ¿no?
En el mundo hay unos 50.000 cultivadores y, en España, entre 80 y 100. Hay varias asociaciones a nivel nacional y europeo, como Giganteas o la EGVGA. Nos intercambiamos sobres de semillas y consejos para cultivar. Luego está la GPC (Great Pumpkin Commonwealth), que establece la normativa de los concursos a nivel mundial, en colaboración con Guinness de los Récords.
- Llama la atención ese nivel de asociación y regulación.
Hay pueblos que organizan concursos por su cuenta y riesgo, pero luego están los certámenes oficiales. En España, tenemos en Valtierra (Navarra), en Sidamon (Lleida) y en Sant Feliu de Codines (Barcelona). Hay normas y jueces. Por ejemplo, si un fruto está rajado, no es válido. Tampoco si viene con zonas podridas, o con manchas de fungicida. Es una cosa seria y rigurosa.

- ¿Se marca objetivos con las calabazas gigantes? ¿El récord del mundo, tal vez?
Se lo explicaré con una anécdota: en 2019 me propuse alcanzar los mil kilos. Hasta pusieron un premio para quien lo lograse. Y me quedé en 990. Conseguí una calabaza increíble, de casi mil kilos… ¡y me quedé triste! Entonces decidí no ponerme objetivos, para no frustrarme. El reto es para los demás, que yo ya tengo el récord. Solo intento superarme cada año y disfrutar de las horas de invernadero.
- Se nota que lo disfruta, pero de esto no se vive…
Ni mucho menos. Y eso que a mi me ayudan los patrocinadores: me dan fertilizantes, bioestimulantes, sustratos y otras cosas. Gracias a ellos no tengo que gastar mucho. Si saco algo de premios, es para cubrir gastos. Esto es solo un hobby, como andar en bicicleta, por decir algo. Eso sí, muy rural y muy pegado a la tierra.
- Su ámbito profesional también tiene que ver con lo rural, en este caso con el turismo.
Me dedico al alquiler de alojamientos rurales desde el 2001. En aquellos años, en la Ribera Navarra no había casas rurales. El negocio fue creciendo y ahora gestiono Cuevas de Bardenas, un complejo de casas-cueva, además de otra casa rural y un hostal, llamado Oasis de Bardenas. Nos encanta recibir a la gente, ser buenos anfitriones y descubrirles los secretos de nuestra zona.

- Las cuevas son un alojamiento genuino y con encanto.
Es una experiencia diferente, a los turistas les encanta. Además, para diferenciarnos de la competencia, nos hemos especializado en el senderismo. Ofrecemos servicios completos: desayuno, pícnic, cenas, kits de senderismo…. Ya no podemos competir por precio con las grandes plataformas, así que hemos decidido ofrecer algo más: una experiencia. Ofrecemos estancias de varios días con circuitos de senderismo. Nuestros mejores clientes son franceses.
- Vienen a visitar una joya natural muy peculiar: Las Bardenas Reales de Navarra.
Son muy bonitas, un paisaje único, que es Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Pero hay que descubrirlas con calma. Nos preocupa últimamente el turismo de Instagram: grupos que llegan en un autobús, están un par de horas, se hacen la foto y se marchan. Para mi eso no es turismo, es destrucción.

- El turismo rural es otra cosa, ¿no?
Pasear por Las Bardenas y respirar tranquilidad es un placer. Tenemos casi 800 kilómetros de caminos y preparamos circuitos personalizados. También hay un parque de atracciones y naturaleza, Sendaviva, que abrió en 2005. Con todo esto, yo me pregunto qué puedo ofrecer. Y tengo clara la respuesta: autenticidad, contacto con la tierra, una experiencia rural genuina.
- Como la de cultivar calabazas gigantes.
Mire, en la recepción del complejo tenemos lienzos con fotos de las calabazas. También las exponemos cuando hacemos el concurso. Cuando los turistas las ven, me preguntan si son de verdad… (sonríe). Les explico que es mi hobby y todo el proceso del cultivo, les ofrezco semillas y los que tienen huerta se las llevan para probar suerte. A ver si me superan, aunque le digo la verdad: lo tienen difícil.
