Cómo un anuncio de vaqueros con Sydney Sweeney se ha convertido en la mayor polémica de Estados Unidos, entre acusaciones de eugenesia y apoyo a lo «anti-woke»

En 1980, Richard Avedon dirigió una serie de anuncios para Calvin Klein que, incluso entonces, avivaron la llama de la polémica: Brooke Shields, que entonces tenía 15 años, aparecía en posturas provocativas, leyendo piezas de literatura clásica, y anunciaba la marca con el eslogan «¿Quieres saber qué hay entre mis Calvins y yo? Nada». Para hacernos una idea del contexto, ese mismo año, protagonizó ‘El lago azul’ y una revista se llegó a referir a ella como «una apasionante mezcla de la típica virgen americana y una puta». Han pasado 45 años desde entonces, y había cosas que todos dimos por superadas, pero poco esperábamos que la historia se repitiese, y un anuncio de vaqueros protagonizado por una mujer famosa en poses provocativas y con un eslogan basado en un juego de palabras volviera a causar polémica. Pero vaya que si lo ha hecho.
A vueltas con los genes
Probablemente Sydney Sweeney no tenía ni idea de dónde se estaba metiendo cuando aceptó hacer un anuncio de vaqueros a escala estadounidense para la marca American Eagle. La actriz, que siempre ha querido estar lejos de toda polémica política (aunque no la ha podido evitar: hace tres años subió un vídeo a Instagram en el cumpleaños de su madre, donde algunos de los asistentes llevaban la típica gorra de «Make America Great Again», por la que pidió que no se llegara a conclusiones precipitadas), se ha visto en el centro de la polémica por culpa de una campaña publicitaria creada, probablemente, con intención más inocente que la que unos y otros creen en un espectro político cada vez más extremo.
La campaña en cuestión, formada por un buen puñado de anuncios, muestra a Sydney Sweeney en posiciones sexys, vestida con sus vaqueros, mientras el eslogan anuncia «Sydney Sweeney has great jeans» («Sydney Sweeney tiene buenos vaqueros»). El juego de palabras debería ser obvio: «jeans» suena igual que «genes»(pudiéndose entender, pues, como «Sydney Sweeney tiene buenos genes»). El problema no es solo que el anuncio recuerde a la excesiva sexualización de otra época, con Brooke Shields a la cabeza, sino que en las redes sociales muchos lo han acusado de promover la eugenesia.
Dicho de golpe y porrazo puede parecer una tontería provocada artificialmente para remover el avispero, pero lo cierto es que en uno de los anuncios (ahora retirado) sí que la actriz dice «Los genes se transmiten de padres a hijos y, a menudo, determinan rasgos como el color del pelo, la personalidad e incluso el color de los ojos. Mis vaqueros son azules«, dice, con un primer plano de sus ojos azules. El juego de palabras es ingenioso, el mensaje no tanto, sobre todo después de que todos los medios yanquis, TikTok y hasta el mismísimo presidente Donald Trump hayan dado su versión del asunto. Todos pendientes de un anuncio.
Volvemos después de publicidad
¿Está Sydney Sweeney haciendo un guiño al supremacismo blanco, o esta es la única manera que una marca tiene de llamar la atención en un mundo repleto de ruido por todas partes? De momento, mientras que unos dicen que el anuncio promueve la eugenesia, otros lo enarbolan como la muestra definitiva de que «lo woke» ha muerto, probablemente sin saber que los pantalones que Sweeney promociona, que tienen una mariposa bordada, repartirán todos sus beneficios a una ONG que ofrece ayudas gratuitas a la salud mental para todas las mujeres que han sufrido violencia doméstica. Pocas cosas menos «anti-woke» puede haber, sobre todo desde el punto de vista estadounidense.
Pero claro, nadie escucha la explicación del anuncio entre el ruido insoportable de unos y otros. Lo único que está claro es que todo el mundo, por una cosa o por otra, conoce ahora American Eagle, que vende vaqueros por un precio mucho mayor que otras marcas, y que su cotización en bolsa después de la bronca y del apoyo del presidente ha subido un 24%. Y lo que muchos temen es que este empuje vaya a llevar no a campañas publicitarias más disruptivas, sino al retorno de una sexualización que muchos creían ya olvidada… porque no habían estado prestando atención. Puede haberse mitigado, pero nunca se ha ido de los anuncios de vaqueros, y la prueba es el famoso anuncio de Diesel de 2010, repleto de imágenes eróticas y en el que lanzó el eslogan «¡El sexo vende! Tristemente, nosotros vendemos vaqueros».
Desde el 23 de julio hasta hoy, 5 de agosto, la marca ha recorrido todo un mundo de vaivenes, desde afirmar que sus anuncios solo se refieren a los denim que lleva la actriz hasta ver cómo el presidente de los Estados Unidos ponía en sus redes sociales (bueno, en Truth Social) «Sydney Sweeney, una republicana registrada, tiene el anuncio MÁS CALIENTE que hay. ¡Ve a por ellos, Sydney!». La actriz sigue sin hablar de su ideología política en medio de esta vorágine, pero los medios han investigado (¿cómo no hacerlo?) y han comprobado que, efectivamente, se registró como republicana en Florida el año pasado. Sea verdad o mentira, sigue siendo ruido de fondo, y quizá nos debiéramos fijar en quién ha hecho el anuncio en cuestión.
La creativa detrás de ellos, según afirma Kike García (director de El Mundo Today) es una cómica judía de Argentina llamada Tamara Yajia, que ya había colaborado con The Onion y que ha borrado los posts de Instagram donde anunciaba su campaña: ella no estaba pensando en sus ojos azules y en la eugenesia, sino, como ella resumió, «Imagínate que Sydney Sweeney tuviera que demostrar que es válida». Por su parte, American Eagle, que viene de un año catástrofico, no sabe hasta qué punto le va a venir bien ser «los vaqueros de Donald Trump», y ha eliminado algunos vídeos de sus redes sociales, llevando a pensar que su intención era provocar, pero no iniciar el enésimo debate sobre «lo anti-woke» ni ser considerados, bueno, promotores de la eugenesia.
Las consecuencias de «Sydney Sweeney has great jeans» aún están por ver, tanto para la actriz como para la marca, y lo único que la polémica ha hecho es mostrar, una vez más, un país destruido, roto por la mitad, capaz de que un anuncio de vaqueros sea también una posición política. Sydney Sweeney tiene buenos genes. Habrá que ver si eso es suficiente para pasar esta tormenta.
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