Efectos del ejercicio sobre la microbiota intestinal

El tracto gastrointestinal humano alberga un complejo ecosistema microbiano compuesto por bacterias, arqueas, eucariotas y hongos. Dentro de este ecosistema, las bacterias dominan en número y diversidad, organizándose principalmente en cinco filos: Bacillota y Bacteroidota (que representan más del 75 % del total), seguidos por Pseudomonadota, Verrucomicrobiota y Actinomycetota. La comunidad microbiana intestinal puede hallarse en un estado equilibrado, conocido como eubiosis, o en un estado alterado, denominado disbiosis, vinculado a enfermedades metabólicas, inflamatorias y autoinmunes.
Numerosos estudios han revelado que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la fisiología del huésped, la regulación del metabolismo, la inmunomodulación y la absorción de nutrientes. A su vez, se ha demostrado que el ejercicio físico puede modificar la actividad metabólica del cuerpo humano y se reconoce como una terapia no farmacológica eficaz para prevenir y tratar enfermedades cardiometabólicas. Sin embargo, los mecanismos moleculares que subyacen a los beneficios del ejercicio aún no se comprenden completamente.
Recientemente, se ha postulado que parte de los beneficios del ejercicio podrían estar mediados por cambios en la composición y diversidad de la microbiota intestinal. En modelos animales, se ha demostrado que el entrenamiento aeróbico puede restaurar la eubiosis en ratones con alteraciones metabólicas. En humanos, varios estudios han reportado que programas de ejercicio de entre 6 y 12 semanas pueden alterar la microbiota fecal en personas con peso normal y con sobrepeso u obesidad. En concreto, se ha observado una asociación positiva entre el ejercicio y el aumento de diversidad microbiana, así como una mayor abundancia relativa de Bacillota y Bacteroidota.
Entre las estrategias más eficaces para mejorar la condición física se encuentran los programas de entrenamiento concurrente, que combinan ejercicios de resistencia (fuerza) y ejercicios aeróbicos (resistencia aeróbica). Este enfoque parece especialmente adecuado para optimizar la salud y el rendimiento físico. No obstante, se sabe poco sobre cómo este tipo de entrenamiento afecta la diversidad y composición de la microbiota intestinal en humanos. Además, considerando que las recomendaciones actuales sobre actividad física hacen hincapié en la intensidad del ejercicio, resulta pertinente explorar si el ejercicio vigoroso aporta beneficios adicionales en comparación con el de intensidad moderada.
Por todo ello, este estudio se propuso analizar el impacto de un programa supervisado de 24 semanas de entrenamiento concurrente (a intensidad moderada y vigorosa) sobre la diversidad y composición de la microbiota fecal en adultos jóvenes sedentarios, en el marco del ensayo clínico ACTIBATE.
Los resultados de este estudio mostraron que 24 semanas de ejercicio concurrente supervisado, tanto a intensidad moderada como vigorosa, no modificaron la diversidad alfa ni beta de la microbiota fecal en adultos jóvenes sedentarios. No obstante, se observaron cambios discretos en la composición bacteriana en función de la intensidad del ejercicio.
En el grupo de ejercicio vigoroso (VIG-EX), se detectó una reducción significativa en la abundancia relativa de la familia Erysipelotrichaceae (perteneciente al filo Bacillota). En paralelo, el grupo de ejercicio moderado (MOD-EX) mostró un aumento del género Coprococcus, un conocido productor de ácidos grasos de cadena corta (SCFA) como el butirato, vinculado a efectos antiinflamatorios y beneficios metabólicos.
Estos resultados concuerdan con estudios previos que también encontraron ausencia de cambios en la diversidad microbiana tras intervenciones de ejercicio. Por ejemplo, programas de 8 semanas de ejercicio concurrente en adultos jóvenes, o de entrenamiento aeróbico en personas con obesidad, no alteraron la diversidad alfa. Sin embargo, otros trabajos sí reportaron aumentos en dicha diversidad tras 24 semanas de ejercicio aeróbico en adultos de mediana edad con sobrepeso, lo que sugiere que el efecto del ejercicio sobre la diversidad microbiana podría depender del estado basal del individuo, siendo más notable en personas con diversidad intestinal reducida al inicio.
En este estudio, los participantes eran adultos jóvenes sanos, sin sobrepeso y con índices de diversidad microbiana normales, lo que puede explicar la ausencia de cambios significativos en diversidad. De hecho, se ha propuesto que la edad y la adiposidad corporal están inversamente relacionadas con la diversidad microbiana, y que el ejercicio tendría mayor capacidad de inducir cambios cuando existe una disbiosis inicial.
Respecto a los cambios en la composición microbiana, la disminución de la familia Erysipelotrichaceae en el grupo VIG-EX coincide con estudios en modelos animales donde el ejercicio redujo su presencia intestinal. Esta familia bacteriana ha sido asociada con el desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer colorrectal y la obesidad, y su abundancia suele aumentar con dietas occidentales ricas en grasas. Además, estudios en adultos mayores han mostrado una relación inversa entre niveles de actividad física y la abundancia de esta familia bacteriana, lo que refuerza la hipótesis de que el ejercicio, especialmente el vigoroso, puede reducir su presencia de forma beneficiosa.
Por otro lado, el aumento del género Coprococcus en el grupo de ejercicio moderado es coherente con trabajos previos que han mostrado una mayor presencia de bacterias productoras de SCFA en individuos físicamente activos. Coprococcus es un género beneficioso relacionado con la fermentación de fibra dietética y la producción de butirato, que contribuye a la salud intestinal y al control de la inflamación sistémica. En este estudio, también se observó que el grupo MOD-EX aumentó su consumo de fibra, lo que podría haber favorecido el crecimiento de Coprococcus. Esta interacción entre dieta y ejercicio puede ser clave para modular la microbiota.
A pesar de que ambos grupos de ejercicio redujeron de forma significativa la masa grasa corporal y mejoraron algunos parámetros cardiometabólicos, los cambios en la microbiota no se correlacionaron directamente con estos cambios fisiológicos. Esto sugiere que las modificaciones microbianas inducidas por el ejercicio pueden ser independientes de las mejoras en la composición corporal o el metabolismo, y podrían estar mediadas por otros factores como el ambiente intestinal, la dieta o interacciones entre especies bacterianas.
Finalmente, un análisis exploratorio reveló múltiples correlaciones entre variaciones en la abundancia de diferentes bacterias y cambios en variables fenotípicas. Por ejemplo, el género Faecalibacterium se asoció positivamente con la reducción de masa grasa en MOD-EX, mientras que Veillonellaceae y Verrucomicrobiaceae se correlacionaron negativamente con la grasa en VIG-EX. Estas bacterias han sido previamente vinculadas con beneficios metabólicos en atletas de resistencia. No obstante, estos hallazgos son preliminares y no permiten establecer relaciones causales claras.
Conclusión
Un programa de ejercicio concurrente supervisado durante 24 semanas, realizado a intensidad moderada o vigorosa, no modificó la diversidad fecal en adultos jóvenes sedentarios, pero sí indujo cambios leves y específicos en la composición de la microbiota. Estos cambios fueron independientes de las mejoras observadas en la composición corporal o el perfil cardiometabólico, y podrían estar condicionados por la interacción entre ejercicio, dieta y otros factores ambientales. Futuros estudios deberán explorar cómo la intensidad del ejercicio y el estado inicial de la microbiota modulan su respuesta, y si estas adaptaciones microbianas tienen un papel funcional relevante en los beneficios del ejercicio sobre la salud.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/06/Effect-of-a-24-week-supervised-concurrent-exercise.pdf
Referencia completa:
Martinez-Tellez B, Xu H, Ortiz-Alvarez L, Rodríguez-García C, Schönke M, Jurado-Fasoli L, Osuna-Prieto FJ, Alcantara JMA, Acosta FM, Amaro-Gahete FJ, Folkerts G, Vilchez-Vargas R, Link A, Plaza-Diaz J, Gil A, Labayen I, Fernandez-Veledo S, Rensen PCN, Ruiz JR. Effect of a 24-week supervised concurrent exercise intervention on fecal microbiota diversity and composition in young sedentary adults: The ACTIBATE randomized controlled trial. Clin Nutr. 2025 Jun;49:128-137. doi: 10.1016/j.clnu.2025.04.008.