el debut de una de las mejores cineastas de este siglo. Una mirada única sobre la melancolía adolescente

En su ópera prima, ‘Las vírgenes suicidas‘ (1999), Sofia Coppola convirtió una historia de tragedia adolescente en una película realmente bonita sobre la pérdida de la inocencia. Basada en la novela homónima de Jeffrey Eugenides, la película sigue a las cinco hermanas Lisbon, confinadas en su hogar por unos padres sobreprotectores, mientras los chicos del vecindario las observan con fascinación y nostalgia desde lejos.
Con un tono etéreo y una atmósfera cargada de luz dorada, Coppola construye un relato donde la belleza y la tristeza conviven, y donde lo cotidiano se percibe como un sueño que lentamente se disuelve. Más que narrar una historia sobre la muerte, la directora retrata el vacío que dejan quienes se van, el misterio que nunca se resuelve y la imposibilidad de comprender del todo la adolescencia femenina.
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Melancolía generacional
Desde su estreno, ‘Las vírgenes suicidas’ se convirtió en una pieza clave del cine indie de finales de los noventa. La película consolidó la mirada única de Sofia Coppola, marcada por una sensibilidad delicada que combina música envolvente, estética hipnótica y una profunda melancolía. A través de la lente de Edward Lachman, las escenas parecen bañadas en una luz perpetuamente crepuscular, reforzando la sensación de que la juventud, la belleza y la vida están a punto de desvanecerse. Además, la banda sonora de Air, complementa ese estado suspendido entre la realidad y la ensoñación.
Pero detrás de esa superficie onírica, la película es también una crítica velada a la represión y a la imposición de ideales morales sobre las mujeres jóvenes. Las Lisbon son prisioneras de las reglas de sus padres, pero también de las proyecciones que los demás -los chicos, el vecindario, incluso los espectadores- construyen sobre ellas. Coppola observa con ternura y distancia a sus personajes, sin juzgarlos, y transforma la tragedia en una elegía sobre la imposibilidad de entender lo femenino desde fuera.
El retrato de las hermanas Lisbon -interpretadas por Kirsten Dunst, A.J. Cook, Chelse Swain, Hanna Hall y Leslie Hayman– es, en muchos sentidos, el origen de los temas que Coppola seguiría explorando en toda su filmografía: el aislamiento, el anhelo de libertad y la belleza efímera del desencanto. Especialmente a través de la figura de Lux Lisbon (Dunst) se concentran la rebeldía, el deseo y la tristeza contenida de toda una generación que busca escapar del control, aunque sea a través de la autodestrucción.


Más de dos décadas después, ‘Las vírgenes suicidas’ sigue siendo un referente para el cine contemporáneo que aborda la adolescencia desde lo sensorial y lo emocional, más que desde la narrativa tradicional. Su influencia se percibe en otras directoras como Greta Gerwig, Céline Sciamma o Emma Seligman, que también incorporan en su cine la capacidad de capturar lo íntimo con sutileza y profundidad.
Si todavía no la habéis visto -o queréis volver a hacerlo-, será mejor darse prisa, porque dejará de estar disponible en Netflix el 22 de octubre. No obstante, seguirá en el catálogo de Filmin.
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