octubre 18, 2025

Impedancia bioeléctrica (BIA) aplicada a futbolistas profesionales y semiprofesionales

Perez-Castillo, Í.M.;Valino-Marques, A.; Lopez-Chicharro, J.; Segura-Ortiz, F.; Rueda, R.; Bouzamondo, H. Bioelectrical Impedance Analysis in Professional and Semi-Professional Football: A Scoping Review. Sports 2025, 13, 348. https://doi.org/10.3390/sports13100348

El artículo presenta una revisión de alcance sobre el uso de la bioimpedancia eléctrica (BIA) en el fútbol profesional y semiprofesional, con el propósito de identificar sus aplicaciones actuales, limitaciones y líneas de investigación emergentes. La BIA, por su accesibilidad, bajo coste y facilidad de uso, se ha convertido en una herramienta habitual para el análisis de la composición corporal en el ámbito deportivo. Sin embargo, su precisión depende de ecuaciones de regresión específicas para cada población, lo que limita su utilidad individual si no han sido validadas para futbolistas.

Importancia de la composición corporal en el fútbol

El rendimiento, la prevención de lesiones y la recuperación están estrechamente ligados a la composición corporal del deportista. En el fútbol, un deporte intermitente con fases de entrenamiento y competición muy diferenciadas, conocer la proporción de masa grasa (FM) y masa libre de grasa (FFM) es esencial para ajustar la nutrición y el entrenamiento. En periodos de descanso, como el off-season, los jugadores tienden a aumentar la grasa corporal y perder masa magra, lo que puede afectar su rendimiento y predisponer a lesiones al reincorporarse a la competición. Por ello, la evaluación corporal durante la pretemporada resulta clave para planificar el entrenamiento y valorar las adaptaciones al mismo.

Fundamentos y tipos de BIA

La BIA mide la oposición del cuerpo al paso de una corriente alterna, determinada por dos componentes: la resistencia (R) y la reactancia (Xc). A partir de ellos se calcula el ángulo de fase (PhA), indicador de la integridad celular y del equilibrio entre el agua intracelular y extracelular. Los modelos de BIA pueden ser de frecuencia única (SF-BIA), multifrecuencia (MF-BIA) o espectroscópicos (BIS), que estiman el agua corporal total (TBW), intracelular (ICW) y extracelular (ECW). A diferencia de la densitometría (DXA), que mide directamente masa magra y grasa, la BIA es un método doblemente indirecto, dependiente de ecuaciones predictivas. Para evitar ese sesgo, se han desarrollado análisis semi-cuantitativos como la bioimpedancia vectorial (BIVA), que interpreta los valores crudos de R y Xc mediante gráficos y elipses de referencia sin necesidad de ecuaciones. Finalmente, la BIA localizada (L-BIA) permite estudiar músculos específicos, resultando útil para el diagnóstico y seguimiento de lesiones.

Metodología de la revisión

Los autores realizaron una búsqueda sistemática en PubMed, EMBASE, Web of Science y SPORTDiscus hasta marzo de 2025, siguiendo la guía PRISMA-ScR. Se incluyeron estudios que utilizaran BIA en futbolistas profesionales o semiprofesionales mayores de 16 años en contextos de entrenamiento o competición. De 14.624 registros iniciales, 39 estudios cumplieron los criterios. La mayoría procedían de Italia y España, y en conjunto analizaron a más de 2.500 futbolistas (principalmente hombres). Tres grandes aplicaciones fueron identificadas:

  1. Evaluación cuantitativa de la composición corporal.
  2. Análisis cualitativo/semi-cuantitativo mediante BIVA.
  3. Evaluación de la salud muscular y de las lesiones.
  1. Evaluación cuantitativa de la composición corporal

La BIA se ha usado ampliamente para estimar masa grasa y masa magra en fútbol, especialmente durante la pretemporada. No obstante, al compararla con DXA o antropometría, se observa que subestima sistemáticamente la grasa corporal y sobreestima la masa magra, con márgenes de error del 3–6%. En jugadoras profesionales, por ejemplo, la BIA no detectó aumentos de masa muscular tras la pretemporada que sí fueron observados por antropometría o DXA. En consecuencia, aunque útil para seguimientos grupales, la precisión de la BIA a nivel individual es limitada.

Algunos autores han desarrollado ecuaciones específicas para futbolistas, como los modelos validados en jugadores de la Serie A italiana, que mejoran la estimación de masa libre de grasa frente a las ecuaciones genéricas. Sin embargo, la precisión sigue afectada por variables como la hidratación o el tipo de dispositivo. Las diferencias entre marcas y frecuencias pueden alterar significativamente los resultados.

Respecto al estado de hidratación, la BIA permite estimar el agua corporal total, pero su fiabilidad individual es baja, con errores del 3–7%. La deshidratación del 2% del peso corporal, umbral a partir del cual se deteriora el rendimiento, puede quedar enmascarada por esas inexactitudes, por lo que no se recomienda la BIA como método único de control hídrico en futbolistas.

  1. Análisis cualitativo y semi-cuantitativo (BIVA)

La BIVA ha emergido como una alternativa que no depende de ecuaciones y puede ofrecer información directa sobre el contenido celular y la hidratación. En los gráficos RXc, una menor resistencia indica mayor masa muscular y agua, mientras que la reactancia se asocia con la masa celular activa. El ángulo de fase refleja la relación ICW/ECW y, por tanto, la integridad de las membranas.

Estudios transversales muestran que los futbolistas profesionales presentan vectores desplazados hacia la izquierda en comparación con la población general, lo que denota mayor masa celular. Las diferencias por categoría (élite vs. semiprofesional) también se reflejan en las elipses, apoyando la creación de zonas de referencia específicas para futbolistas. En cambio, dentro de un mismo equipo las diferencias por posición son mínimas.

En seguimientos longitudinales, los resultados son más heterogéneos: algunos trabajos describen acortamientos del vector durante la pretemporada, interpretados como incremento del agua y glucógeno muscular, mientras que otros no observan cambios significativos. BIVA también ha mostrado sensibilidad para detectar retención de líquidos en fases del ciclo menstrual o deshidratación tras torneos cortos, aunque su precisión para identificar déficits hídricos leves (<2%) sigue en debate.

A nivel práctico, se recomienda realizar las mediciones en condiciones estandarizadas y con dispositivos validados, ya que la posición del sujeto, el tipo de electrodo y la frecuencia de corriente pueden modificar los valores obtenidos.

  1. Evaluación de la salud muscular y del rendimiento

El ángulo de fase (PhA) es el parámetro más prometedor como marcador funcional. En deportistas, valores altos de PhA reflejan mayor integridad celular y capacidad contráctil. En futbolistas profesionales, un PhA promedio de 7,6 se asocia con buena calidad muscular, por encima del de adultos sanos no deportistas.

Diversos estudios han hallado correlaciones entre el PhA (especialmente el medido en el tren inferior) y el rendimiento en salto vertical (CMJ), velocidad de sprint o potencia relativa. También se ha sugerido que un incremento del PhA durante la temporada refleja adaptaciones neuromusculares positivas. Sin embargo, la evidencia aún es limitada y se necesitan estudios longitudinales que relacionen sus variaciones con indicadores de carga interna y externa.

Otro ámbito de interés es el uso del PhA para detectar daño muscular inducido por el ejercicio (EIMD). Se ha observado que descensos en Xc y PhA pueden reflejar alteraciones de la membrana celular y procesos inflamatorios locales. Aunque estudios en otras poblaciones mostraron correlaciones con marcadores como CK o LDH, en futbolistas los resultados han sido inconsistentes. Es probable que los cambios en PhA sean más sutiles y requieran análisis segmentales o localizados para su detección.

  1. Bioimpedancia localizada (L-BIA) y lesiones

La BIA localizada representa una de las aplicaciones más innovadoras en el fútbol profesional. Permite medir la impedancia de un grupo muscular específico y comparar el miembro lesionado con el sano. Los estudios pioneros en jugadores de primera división española demostraron que tras una lesión muscular se producen descensos significativos en Xc y PhA (indicando daño de membrana) y reducciones menores en R (por acumulación de fluidos). La magnitud de estos cambios se correlaciona con la gravedad de la lesión determinada por resonancia magnética (RMN). Así, el descenso de Xc es el mejor discriminante entre lesiones de grado I, II y III.

Este enfoque podría ayudar a estimar el tiempo de retorno a la competición y monitorizar la recuperación sin necesidad de pruebas invasivas o costosas. También se ha comprobado que los parámetros locales cambian tras programas de entrenamiento específicos, lo que sugiere su posible uso para evaluar adaptaciones musculares en pretemporada. Aun así, la falta de estandarización en la colocación de electrodos y la variabilidad entre dispositivos sigue siendo un obstáculo para su aplicación rutinaria.

Conclusiones

La revisión muestra que la BIA y sus variantes ofrecen grandes posibilidades en el fútbol profesional, pero su utilidad depende del objetivo:

  • Para estimaciones cuantitativas (FM, FFM, TBW), su precisión individual es limitada y no sustituye métodos como la DXA.
  • Para el análisis funcional, los parámetros crudos —especialmente el ángulo de fase y la reactancia— aportan información valiosa sobre hidratación, integridad celular y estado muscular.
  • La BIA localizada emerge como una herramienta complementaria para la detección y seguimiento de lesiones musculares, con potencial para predecir la gravedad y controlar la recuperación.

En síntesis, el futuro de la bioimpedancia en el fútbol pasa por desarrollar protocolos estandarizados, ecuaciones específicas y validaciones cruzadas que permitan aprovechar al máximo esta técnica como instrumento de monitorización integral del deportista.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/10/Bioelectrical-Impedance-Analysis-in-Professional-and.pdf

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