La guerra de Vietnam no es un tema que asociemos con las series infantiles. Nickelodeon consiguió uno de sus episodios más especiales gracias a ello

Los noventa fueron una buena época para los niños que disfrutaban de la televisión con Nickelodeon, con numerosas series que conseguían mantenerse en la fina línea entre programación infantil pero que también convencía a los adolescentes. En 1996, por momentos una serie pareció desafíar esta filosofía. ‘¡Oye, Arnold’ había decidido celebrar su especial navideño con una historia de lo más arriesgada, que incluía un dramático flashback a la guerra de Vietnam.
La clave estaba en el señor Hyunh, un personaje secundario y que aquí se convertía en el centro emocional. A través de un regalo de amigo invisible entre vecinos, a Arnold le toca el nombre de Hyunh. De primeras reticente ya que el hombre está siempre enfuruñado en esta época y no parece particularmente amigo de la Navidad, y sin la más remota idea de lo que regalarle, el chico decide ir a su casa y preguntarle directamente qué quiere.


Es aquí donde su respuesta le deja con el corazón encogido. Esta es una época difícil para el señor Hyunh porque marca el día que se separó de su hija Mai, con quien vivía hace años en el sur de Vietnam cuando ella apenas era un bebé… exactamente cuando se estaba librando la guerra de Vietnam. Cuando es evidente que no puede seguir con su hija en el país, un intento infructífero de huida la separa de ella para siempre. Un helicóptero americano se apiada de la bebé y la lleva a un lugar seguro, pero no tiene espacio para nadie más.
Es fácil entender por qué toda esta trama no convencía a los ejecutivos de Nickelodeon. La guerra de Vietnam y las series infantiles no son dos temas que uno asocie juntos, y menos aún para un especial navideño, episodios en los que las series aprovechan para aligerar el tono habitual y proporcionar una historia que vaya a lo seguro y sea reconfortante. Cuando la animación estaba a medio producir, Nickelodeon decidió pararla por miedo a la controversia y a que no fuera entendido, con una única ejecutiva llevándoselo a casa para ver qué se podía hacer con ello.
Es aquí donde el episodio produjo su magia navideña. El hijo pequeño de la ejecutiva se coló en el despacho de su madre cuando estaba revisando la animación, se quedó embelesado con el dramático flashback y al acabar le preguntó sobre Vietnam, convenciéndola de que la historia era potente y podía conectar también incluso con los más pequeños. El final era emotivo para todos, con Arnold decidiendo que el mejor regalo es conseguir un reencuentro entre el señor Hyunh y su hija.
29 años más tarde, el episodio es una rareza dentro del catálogo de Nickelodeon y una hazaña de la programación infantil de esas que solo parecen evidentes a posteriori. La historia es lo suficientemente sencilla y sensible como para involucrar a los niños sin traumatizarlos, se mantiene lo suficientemente ambigua y concilidora con el papel estadounidense en el conflicto, y es un relato de reconexión familiar que emociona a los adultos.