octubre 18, 2025

“Látigo” Chávez fue un pitcher carismático

Indudablemente Isaías “Látigo” Chávez tenía carisma, porque a pesar que falleció trágicamente a los 23 años en un accidente aéreo en Maracaibo, este derecho siempre es recordado con vehemencia por los que tuvieron el privilego de verlo lanzar.

Nacido un 6 de julio en 1945 en la entonces zona de Chacao, estado Miranda, fue un destacado pitcher y jardinero para Los Celis, divisa con la cual militó en las categorías infantil, júnior y juvenil.

Claro está que los scouts vieron el potencial que tenía y a los 18 años saltó al rentado con Orientales en la zafra 63-64 de la LVBP, laborando en siete juegos con 14.1 innings y terminó con marca de 0-1. En el 64 estampó su firma con Gigantes de San Francisco, comenzando con el Decatur, clase A

Este club junto al Oriente, sustituyeron al Magallanes, que estuvo fuera por ocho zafras (55-56 al 63-64), antes de retornar en la 64-65. Con el uniforme de la nave comenzó a llamar la atención de la fanaticada.

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El siempre recordado Rodolfo José Mauriello le comentó a la gente de Venezolanos en las Grandes Ligas, del Fondo Editorial Cárdenas Lares: “Nadie ha tenido una barra de 3 ó 4 mil personas que vayan al estadio exclusivamente a verte, como él. Toda su preparación ayudó, porque él era un muchacho muy simpático, que sabía expresarse, ya que era bachiller”.

Lanzó con los “turcos” hasta la justa 67-68, cuando problemas de astillas en su codo de lanzar lo pararon por más de una año. En general con Magallanes dejó balance de 19-23 y 3.30 de efectividad con 247 ponches y 106 pasaportes durante ese quinquenio en nuestra pelota invernal.

El “Látigo” subió rápido en las menores de San Francisco, debutando arriba el 9 de septiembre de 1967 ante Cachorros de Chicago y volvió a pitchear el 30 de septiembre, cuando los Gigantes doblegó 1-0 a Filis de Filadelfia, anotándose la victoria como relevista.

En total lanzó cinco actos durante dos choques, en los cuales aceptó cuatro hits y dos rayitas sucias, quedando su efectividad en 0.00.

Volviendo al periodista Mauriello, acotó que lo vio lanzar esos cinco años en el rentado, por lo que señaló que tenía pasta para ganar 15 juegos durante una zafra en la MLB: “Tenía un gran control y lo que ahora llaman mecánica. Su velocidad no era impresionante, pero sabía combinar sus envíos”.

Tenía pasta, pero el destino decidió otra jugada.

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