Netflix acaba de estrenar la nueva temporada de una de sus mejores series originales. Un thriller adictivo con una puntuación casi perfecta

Netflix estrena muchísimas series, pero no son tantas las que merecen realmente la pena. Hoy tenemos la suerte de que la plataforma estrena la tercera temporada de una de las mejores, pues ya podemos disfrutar de los nuevos episodios de ‘La diplomática’, un título que cuenta con un 90% de valoraciones positivas en Rotten Tomatoes.
Creada por Debora Cahn, ‘La diplomática’ cuenta la historia de Kate Wyler, quien ha sido nombrada recientemente como la nueva embajadora de Estados Unidos en Londres. Allí tendrá que lidiar con una tremenda crisis, pero todo había parecido tocar techo con el impactante final de su segunda temporada. A la tercera le toca lidiar con las consecuencias de lo sucedido y el importante cambio dentro del gobierno norteamericano.
Por qué es imprescindible
Sin entrar en más detalles, hay varios aspectos que merece la pena celebrar en esta temporada 3 de ‘La diplomática’. El primero es que vuelve a contar con 8 episodios, los mismos que tuvo la primera, ya que la segunda bajó hasta los 6 y existía el riesgo de que se convirtiese en lo normal. Con lo que engancha y lo bien medido que está el ritmo, aquí no quiero que haya ese tipo de reducciones.
El otro es que la temporada 3 de ‘La diplomática’ supone el reencuentro de Bradley Whitford y Allison Janney 19 años después del final de la memorable ‘El ala oeste de la Casa Blanca’. A ella ya habíamos podido verla dando vida a Grace Penn en la anterior entrega, pero aquí gana mucho protagonismo por razones bastante obvias.
Dicho esto, lo realmente importante es que ‘La diplomática’ se mantiene fiel a lo que la convirtió en una de las series imprescindibles de Netflix. Como thriller político tiene gancho y sabe jugar muy bien tanto con la tensión como por las sorpresas para que ningún momento se tenga la sensación de un estancamiento argumental.
Además, el arranque de esta temporada 3 mantiene sus otras fortalezas. Por un lado, guiones sólidos y con las ideas claras sobre cómo ir desarrollando todo. Por otro, un gran reparto que encaja a la perfección en sus personajes. Es cierto que Keri Russell y Rufus Sewell siguen destacando por encima del resto, pero todos tienen su posición bien definida en el tablero que propone el equipo liderado por Cahn.


Por último, el mayor miedo que podíamos tener al tratarse de una serie de Netflix no aplica en este caso. El motivo es que la plataforma hace meses que anunció su renovación por una temporada 4. Y menos mal, porque la segunda no tuvo unos datos de audiencia espectaculares -se quedó en 16,5 millones de visualizaciones antes de abandonar el Top 10 semanal de la compañía-.
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