Noruega es el país más rico, pero no quieren gastar en comida
Está claro cristalino que Stellan Skarsgård tiene las cosas claras: si se tiene que llamar a Ingmar Bergman «imbécil» y «nazi», pues se le llama, y si se tiene que luchar por comer como Dios manda en un rodaje, pues se lucha… aunque implique abrocharse un poco el cinturón. De hecho, esto último es lo que le impulsó a ir más allá de sus labores interpretativas y convertirse en productor ejecutivo de la última película de Joachim Trier, ‘Sentimental Value’.
El estómago siempre por delante
Tal y como explicó en una mesa redonda celebrad an el marco del Festival de Karlovy Vary, donde fue galardonado por su trayectoria en el séptimo arte, el actor explicó su doble rol en la reciente ganadora de Gran Premio del Jurado en la última edición del festival de Cannes y cómo fue el asunto culinario lo que le llevó a abrazar el pluriempleo.
“No se suponía que yo fuera productor ejecutivo al principio, pero dije: ‘Nunca rodaré en Noruega sin tener un contrato especial’. Después de Insomnia reuní a todo el equipo y dije: ‘Nunca volveré a rodar en este país… a no ser que tengamos buena comida’”.


Por supuesto, toda reacción tiene una acción detonante, y para Skarsgård esta se encontró en el rodaje de ‘Insomnia’, la cinta de 1997 dirigida por Erik Skjoldbjaerg que más tarde adaptaría Christopher Nolan en el remake protagonizado por Al Pacino y que supuso la pérdida de 8 kilos por culpa de una dieta estricta de pan y salami.
“Perdí ocho kilos en Insomnia. Normalmente nos daban una barra de pan ya cortada y un salami de plástico. ¡Y ya está! He hecho otras películas en Noruega desde entonces, pero siempre ha constado en mi contrato que todo el mundo debe tener comidas al más alto nivel europeo. Y eso es caro. Noruega es el país más rico, pero no quieren gastar dinero en comida”.
¿Cuál ha sido la solución de Stellan para no repetir experiencia en ‘Sentimental Value’? Pues bajarse el sueldo para mejorar el servicio de catering no sólo para él, sino para todo el equipo; una decisión que terminó dándole el crédito de productor ejecutivo.
“Me bajé el sueldo, creo que en medio millón de coronas, para pagar esto, para la comida de todo el mundo. Y el productor me dijo: ‘Te daremos crédito por ello’. Además, la comida tiene que servirse en vajilla de verdad: nada de plástico, ni bolsas de papel, ni nada parecido. Y no haces cola, te sientas y comes. Eso hace que todo el mundo esté más contento y mejora muchísimo la película. Desde entonces no he hecho ni una sola mala película en Noruega”.
Desde luego, no hay nada mejor que tener el estómago lleno y el paladar satisfecho para trabajar con ganas.
Vía | Variety
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