Nuevo fútbol tiene nombre: Marruecos

Su sagacidad, sus maneras impredecibles, y sobre todo su capacidad para la improvisación, fueron demasiado. Demasiado para una buena selección argentina que los buscó, inútilmente, porque los jugadores de Marruecos siempre se las ingeniaron pare escapar y salir ilesos de las trampas armadas por los rivales. Los números 3, Ali Maamar, el 7, Othmane Maama, y el 21, Yassir Zabiri, fueron “prófugos” nunca encontrados. Escondidos en los entreveros del partido, agazapados con la pelota y saliendo como flecha ardientes hacia el arco del sur, enseñaron que el fútbol nuevo está presente, que hay una renovada manera de concebir el juego, y que de ahí hacia la victoria el camino siempre fue despejado. Dio la impresión de que los marroquíes se guardaban en su zona defensiva para el contragolpe, pero era solo una visión engañosa; se metían atrás para salir tocando, inventado, y desde ahí soltar su fútbol “alocado” pero que no era alocado nada…
Marruecos ha propuesto una concepción de fútbol que parecía olvidada. Hoy, con el reinado de la fuerza y la potencia, de la preparación física, se ha echado al olvido esa improvisación de la que hablábamos, ese entender el juego sin entenderlo cabalmente, sino más bien con la capacidad de cada jugador de hacer cosas en el instante en que se tiene la pelota. Marruecos, pues, ha abierto una brecha en el fútbol de hoy, ha marcado surcos que ya vienen desde el Mundial de Catar 2022, en el que, luego de dejar sembrados a España y Portugal, llegaron hasta las semifinales donde se atascaron ante Francia. Cuartos del mundo, ya ocupan el puesto 12 de la clasificación de la Fifa, y ahora campeones mundiales Sub-20. Ojo con la bandera roja y la estrella verde en su centro, ojo con ese fútbol que habla un lenguaje que conjuga nuevos verbos…
Ya se hace urgente modificar estos torneos de jugadores de veinte años de edad. Ya han dejado de ser como eran aquellas batallas de los más finos; siguen siendo bueno para mostrar algunos talentos, pero “the best of the best” se ha quedado en los clubes. Franco Mastantuono, por Argentina, Estevao, por Brasil, son algunos ejemplos de que, al menos en esta edad, al fútbol le importa más el gran negocio que el valor de la nacionalidad. De cierta manera y sin pretender desmerecer su justo campeonato, Marruecos aprovechó esa puerta abierta para entrar en casa. Esta circunstancia ha de ser medida y pesada en los consejos de los organizadores, aunque mucho se teme que volver atrás no será posible. ¿Bajar la edad. Hasta los 18 o 19 años como tope podrá ser una manera de resarcir lo perdido?
Nos vemos por ahí.