octubre 25, 2025

Suramérica de nacionalidades – Líder en deportes

Después de tiempos cerrados, en los que era un suceso que un extranjero jugara en los equipos europeos, años 60, 70, los equipos de aquel continente abrieron las manos y las contrataciones de jugadores llegados desde diferentes confines es hoy la nota de cada día. Desde África y Asia, y desde Suramérica preferentemente, entran en los planteles de allá decenas, cientos de futbolistas con extraños y exóticos nombres.

Ya todo ha cambiado, y al contrario, vaya paradoja, vemos en los partidos de cable equipos en los que es casi un hallazgo conseguir hombre del país que representan con sus clubes. En El Real Madrid, por nombrar uno, suelen alinear jugadores de siete nacionalidades, y en Inglaterra forman cuadros hasta con nueve o diez importados…

El comentario viene luego de seguir la final de la Recopa Suramericana, en la que Fluminense le arrebató la corona a Liga de Quito. Y reparamos en el hecho de que Suramérica, que en muchas actividades del quehacer humano se alinea detrás de Europa, sigue en la misma onda.

Vimos en el equipo vencedor jugadores como Jhon Arias, autor de los dos goles del partido, nacido en Colombia; y como centro delantero (centro avante, como lo llaman en Brasil), a Germán Cano, de nacionalidad argentina. En Quito alinean colombianos y paraguayos sin ningún rubor, y en general, la práctica de fichar jugadores de otros países vecinos se ha generalizado; y ya, exagerando un poco, es casi una “obligación” tener en el plantel hombres de diferentes latitudes.

Hasta hace unos pocos años era casi un sacrilegio, por llamarlo de alguna manera, tener importados en los equipos suramericanos; ¿un argentino en Brasil, o un brasilero en Argentina? Pues sí, ahora es lugar común; claro, no tanto como en el desmadre europeo, pero los de por aquí ya andan en el mismo camino…

Y si damos un repaso al devenir histórico, el fútbol venezolano ha llevado la bandera en la contratación de muchachos llegados desde otros territorios. En épocas pasadas, aquellos años 60 y 70, Venezuela era el campo propicio para la llegada de brasileños. Eran jugadores que para la moneda nacional, que por entonces se podía cambiar por un dólar muy barato, eran rentables.

Por eso es que, entre otros asuntos, los equipos y organizadores de campeonatos no se preocupaban mayormente por el desarrollo de muchachos criollos. Hoy día proliferan los futbolistas colombianos, fáciles de conseguir y traer por la cantidad de jugadores que en su país brotan de las ciudades, bosques y selvas de toda Colombia. “Ave María”, como dicen en Medellín.

Nos vemos por ahí.

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