Un Camino de Santiago por encima de las nubes

En las primeras etapas del Camino de Santiago Primitivo, que es el que dio origen al resto, es habitual que los peregrinos se pregunten: “¿Por dónde irás? ¿Por Hospitales o por Pola?”. A los más despistados, esos que no han mirado nada antes del viaje, la pregunta les pillará de improviso. Los más organizados lo tendrán ya decidido de antemano; y otros, elegirán el itinerario sobre la marcha, en función de la meteorología, del ánimo y de las fuerzas. De una forma u otra, pasada la parroquia de Borres, en el concejo de Tineo (Asturias), todos tendrán que tomar una decisión. Spoiler: en una de ellas, probablemente caminarás por encima de las nubes.
Subir, hay que subir igual al puerto del Palo, que es el techo del Camino Primitivo (es decir, su punto más alto). La cuesta no nos la quitaremos de ninguna manera. La dicotomía es la siguiente: ascender por Pola de Allande, pasando por un pueblo con todos los servicios y haciendo un recorrido algo más largo, pero con un poco menos de desnivel por etapa; o lanzarse a la aventura de ir por la montaña, con un tiempo más inestable, sin bares ni tiendas en unos cuantos kilómetros, con la recompensa de unos paisajes inolvidables. Tanto una como otra son buenas excursiones también para no peregrinos, aunque hay que tener en cuenta que, si no vamos con dos coches, la vuelta tocará hacerla en taxi por el escaso transporte público de la zona.
El Camino Primitivo por Pola de Allande
Es la alternativa casi obligatoria en invierno. Las lluvias, ventiscas y nieve hacen desaconsejable subir por la variante montañosa (porque no llevarás raquetas de nieve en la mochila de peregrino, ¿verdad?). En verano la cosa cambia y toca elegir. Si no te ves con energías para ir por Hospitales, esta es una opción igualmente preciosa: asciende por el alto de Lavadoira y, después de Pola de Allande, emprende una fuerte subida por un frondoso bosque junto a un arroyo, con puentes de madera y por una estrecha senda.

Si eliges este camino, lo más recomendable es alargar la etapa del día anterior. Es decir, en lugar de caminar desde Tineo hasta Borres (15,9 km), continuar hasta Pola de Allande (27,7 km). No queda una etapa muy larga y nos quitaremos casi 300 metros de subida el día fuerte. En ese caso, la jornada dura, de Pola de Allande a Berducedo, se queda en 17,5 km y 830 metros de desnivel positivo (si hiciéramos de Borres a Berducedo serían 28,7 km y más de 1.100 metros de subida). Incluso si nos hacemos con víveres en Berducedo, podríamos seguir 4,4 kilómetros más hasta la pequeña aldea de La Mesa.
Lo mejor de pasar por Pola de Allande es que es una villa con mucho encanto entre montañas y con un agradable paseo por la ribera fluvial urbana del río Nisón. Tiene de todo: muchos albergues y lugares para dormir, restaurantes, bares, supermercados, cajeros automáticos, farmacia… Hay que ir bien aprovisionados de agua porque en toda la etapa siguiente no hay apenas puntos para llenar la cantimplora.
El Camino Primitivo por Hospitales
Es la etapa más emblemática del Camino Primitivo. Aunque cada vez se recomienda más ir por Pola de Allande por interés turístico (hay más establecimientos para gastar) y por seguridad, lo cierto es que la subida por Hospitales es la originaria, la que tiene mayor huella jacobea. El nombre no es casual: se pasa por los antiguos hospitales de peregrinos de Paradiella, de Fonfaraón y de Valparaíso. Eran lugares que no estaban relacionados con la sanación –aunque a menudo ofrecían esos servicios a quienes lo necesitaban–, sino con la hospitalidad. Hoy no esperes que te saquen ni un vaso de agua, porque están en ruinas. La soledad del lugar hace que parezca sorprendente que construcciones como la de Valparaíso estuvieran habitadas hasta mediados del siglo XIX.

El ascenso por Hospitales está marcado con postes de madera con la habitual flecha amarilla del Camino de Santiago, que en invierno pueden llegar a quedar casi completamente sepultados por la nieve. Antes de tomar este camino, hay que revisar el parte meteorológico. E, incluso, preguntar a los locales (en Borres o en pueblos anteriores como Campiello), que nos darán las claves de la subida.
Todo el año hay que llevar prenda de abrigo e impermeable. Y, siempre con cautela, no dejarse engañar demasiado por la niebla de primera hora de la mañana: es habitual subir los primeros kilómetros con una bruma y fina lluvia, pero al llegar a la parte alta, el cielo de repente se abrirá y, si tenemos suerte, nos sorprenderemos caminando por una loma verde por encima de las nubes. Es el momento de parar y admirar el paisaje. Muchos –por no decir la mayoría– sacarán sus móviles queriendo inmortalizar la panorámica con fotos y vídeos. Desde aquí, la poca subida que queda se nos hará muy amena por el hecho de disfrutar de vistas tan impresionantes del mar de nubes.

Esta variante, de Borres a Berducedo, son 25 kilómetros con poco más de 900 metros de desnivel positivo. En verano es, claramente, la opción más recomendable, pero puede llegar a hacerse muy dura si no madrugamos lo suficiente. Es preferible caminar la primera media hora de noche, que salir con sol y que el calor nos acompañe toda la jornada.
A los acostumbrados a hacer rutas de montaña y subir a picos, les parecerá que las advertencias relacionadas con su dureza son una exageración. Eso sí, los senderistas que no están tan habituados a hacer desnivel, tienen que prepararse mentalmente para un día de ascenso que, en todo caso, es bastante similar por Pola de Allande. Hay que tener en cuenta que quienes vayan por Hospitales deben llevar las provisiones necesarias desde Campiello, donde hay restaurantes con tienda, ya que Borres apenas cuenta con un bar (estará cerrado si madrugamos) y con una máquina de vending con café, agua y algunas chocolatinas.
¿Y después de la subida?

¡Llega la bajada, claro! Puerto del Palo (1.146 metros de altitud) es la unión de ambos itinerarios. Aquí todos los peregrinos vuelven a juntarse para iniciar el descenso hacia Berducedo. Comienza con una fuerte bajada en la que hay que ir con cuidado, especialmente si ha llovido, ya que hay mucha piedra suelta. Pronto llegaremos a Montefurado, una pequeña aldea de un habitante en medio de la nada, donde sentiremos que nos adentramos en otra época. Su origen se remonta a un hospital de peregrinos; de hecho, todavía se conserva la pequeña capilla de Santiago.
El camino prosigue por Lago, un pequeño núcleo poblacional donde lo más destacable es un tejo monumental y centenario de 16 metros de altura y un tronco con un perímetro de 5,6 metros. Ya estaremos cerca del final de la etapa, en Berducedo, con bares y tiendas.
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.