octubre 19, 2025

Un gol que abre los portones

Un gol puede ser solo eso, un gol como estampa de cualquier partido en algún lugar del universo, pero también significar muchas cosas. El de Endrick, la semana pasada ante la Real Sociedad, es uno de esos. ¿Qué puede tener de particular que un joven de dieciocho años de edad lo haya conseguido en un juego de la Copa del Rey? Pues, poco y mucho. Le valió al Real Madrid para partir adelante en las semifinales del torneo alternativo, pero también, y válganos tamaño alcance este, para abrir los portones al sueño suramericano de mantener la supremacía del fútbol mundial ante las pretensiones de Europa. El gol del muchacho brasileño, conseguido de manera magistral y con derroche de magia, es, además de todo, una metáfora, el mensaje de que todo es posible. Aún las selecciones europeas mantienen la supremacía mundialista, 12 contra 10, y de eso se ufanan; no obstante, la conquista de Argentina en Catar 2022 acercó al Nuevo Mundo…

Es la brega de siempre, de saber quién tiene el mejor fútbol del planeta. Alguna vez se pensó que Estados Unidos iba a surgir como tercera fuerza, pero ya vemos, no ha sido así. También se dijo de África con la insurgencia de Zaire, Camerún, Senegal, Costa de Marfil, Ghana, Marruecos, Egipto, Argelia, pero todo se ha ido quedando en promesas. Después, Asia, porque los avances indiscutible de Japón y Corea del Sur así lo han vaticinado, pero aún les falta la madurez que dan el tiempo y los partidos a puro fuego. Desde que en 1930 dieron el vamos a los mundiales, la disputa ha sido entre Suramérica y Europa, y tal parece que va a seguir siendo. Así lo anuncian los tiempos, así lo acaba de proclamar, en sentido figurado, un carajito llamado Endrick Felipe Moreira de Sousa…

Siempre hemos sostenido que ninguna palabra del idioma castellano define mejor al fútbol venezolano, que el “casi”. Es una definición que se ha hecho propia e indiscutible. Ahora lo volvemos a invocar al ver cómo la UCV “casi” venció al afamado Corinthians. Sí, fue una actuación encomiable y digna de elogio la de los nacionales, pero sin poder superar el “casi” que persigue a los equipos del país en cada competencia internacional. Y del Monagas, no hablemos: se “tragó” siete goles en dos partidos ante el paraguayo Cerro Porteño, y sin ningún atenuante al cual recurrir como justificación. Visto objetivamente, nuevas caídas y el fútbol de estos lados sigue sin conseguir el rumbo. Esperamos ahora por Táchira y Carabobo, dos buenos equipos que pronto irán expectantes a la guerra de la Libertadores, y también plenos y con los mejores augurios. Nos vemos por ahí.

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