mayo 24, 2025

César Farías, el talismán de Barranquilla

En 101 años han sido incontables las batidas del mar Caribe en las rocas de las playas barranquilleras. Ese espíritu indómito le ha tocado esta vez domar a César Farías, un conductor sucrense que con su manera de llevar las riendas del Junior ha impuesto sus leyes, a la vez duras y comprensivas, a un equipo que no se contenta sino con ser bandera del grueso pelotón.

“Micro clima”, “barandeando” palabras entre futbolísticas y metafóricas que Farías conjuga en su verbo y que hace lo posible para que lleguen al alma de sus jugadores. Así lo ha hecho en su eterno viajar; lleva sellos de Venezuela, México, Suráfrica, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Colombia en el pasaporte internacional, porque, en su permanente inquietud, no es hombre de estarse quieto en un lugar del mundo. Sabe lo que es ganar, porque ha sido campeón en Bolivia, Ecuador y Colombia, y también sabe lo que es perder. Ha estado en medio de todo afán, de toda escaramuza que el fútbol propone, y conoce, cómo no lo va a conocer, lo que es caer y levantarse para seguir.

En la patria de Santander lo ha demostrado. Inició su andar, luego de llegar desde Ecuador donde hizo triunfar al modesto Aucas, para hacer sonar su nombre con el Águilas Doradas, equipo que sin estridencia llegó a la cima del campeonato nacional. Miró hacia delante, llegó al América de Cali y no fue para bien; aparecieron en su andar nubes oscuras y las victorias no fueron suficientes; había qué pensar entonces en el incierto porvenir. Horas de descanso y reflexión, suena el teléfono y surgió el viaje a la ardiente ciudad que el mapa de Colombia colocó como una de las tres “Perlas del Caribe”, ubicada entre Santa Marta y Cartagena, perfume de realismo mágico y de Gabriel García Márquez y su celebrada novelística.

Junior anda como en sus mejores días, aquellos de 2020 cuando alcanzó su última corona. Marcha con el testigo del liderato con un punto de ventaja sobre Nacional y dos delante de Independiente de Medellín y Millonarios, sus rivales de toda la vida, esto sin incluir la jornada del último sábado, en la que Junior enfrentaría al Deportivo Pereira.

Los vientos de San Roque y Rebolo, aquel lejano y valioso tiempo de la fundación, se han llevado a antiguos jugadores y romances futboleros. Ahora aparecen muchachos de nuevo cuño y posibilidades que con Farías levantan el vuelo como encargados de reventar redes adversarias. Carlos Bacca (el jugador mejor pagado del país), Teófilo Gutiérrez, Bryan Castrillón, Yimmi Chará, José Enamorado conspiran para llevar al Junior a lugares de privilegio, y Farías vigila como centinela de guardia desde la zona detrás de la raya.

Junior de Barranquilla y su uniforme blanco con franjas verticales rojas no está dispuesto a hacer concesiones. Sus jugadores tienen el fútbol, César Farías, llevando agua para el molino de las victorias, tiene la palabra.

Comesaña por siempre

Hay historias dentro de otras historias, y así habrá que mirar en el tiempo a Julio Avelino Comesaña. El nacido en Uruguay pero hecho colombiano, tomó el puesto de timón del Junior en 1991 y, luego de vueltas y revueltas, de ires y venires, fue entrenador del equipo de la costa ¡nueve veces!, una marca que difícilmente se podrá conseguir en otro equipo, en otra liga, en otro país.

Los vientos de Barranquilla han visto pasar a hombres ilustres para el fútbol, a decenas de directores técnicos, aunque ninguno del pasado con el empecinamiento de Comesaña, ganador de cinco títulos y con episodios en los anales del deporte en Colombia. Fue compañero de promoción de José Néstor Pékerman, hoy ya retirados de los avatares de los terrenos. Bajo la tutela del viejo entrenador se vivieron jornadas de fuego pertenecientes a la memoria de la ciudad.

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