junio 24, 2025

Días de trueno, días decisivos

Se suele decir, en los momentos trascendentes de nuestras existencias, que se transitan por “días de trueno” para representar en sentido figurado aquello que nos importa, aquello que muchas veces va más allá de nuestras posibilidades. Y hemos querido recurrir a esta metáfora para magnificar los partidos de hoy ante Bolivia en Maturín, y el del próximo martes frente a Uruguay como adversario en Montevideo. Porque no serán simples capítulos del Premundial Suramericano, rutinas de las dieciocho fechas del extenuante campeonato. Va más allá, porque en ellos, bolivianos y venezolanos, buscarán “Clavar una pica en Flandes”, como dijeran los españoles en sus históricas disputas en el territorio de Bélgica, aunque esta vez será “clavar un lugar” en el Mundial de 2026 y dejar atrás tanto sudor, tanto sacrificio…

Ya lo hemos comentado: como solo un punto de diferencia, para unos y otros serán tiempos de gloria o de frustraciones, porque quizá no habrá más allá. Veamos: desde una óptica realista, demasiado realistas, podremos decir, estos tres puntos de esta noche podrían ser los últimos que alcanzará la Vinotinto en esta larga carrera. Después pegará el salto hasta la capital del Uruguay y luego cruzará el Río de La Plata hasta llegar a Buenos Aires, para al final enfrentar a Colombia en suelo nacional. Para el Altiplano será también un periodo que puede resultar amargo, muy amargo, porque le tocará Chile en El Alto, Colombia en Barranquilla y Brasil en la ciudad más alta del país del Nevado Sajama. Si nos detenemos frente al calendario y le echamos un vistazo, todo será duro, rocoso y bueno para probar el temple de las dos selecciones; “días de trueno”, como se ha mencionado…

Los tiempos cambian. La insurgencia de la Vinotinto ha hecho que las miradas de los venezolanos estén fijas en sus camisetas y con poco afán en el destino de otras selecciones. En otra época, y aunque la fe también existía, las opciones de Venezuela eran vistas como una quimera, como una utopía que, como decía Eduardo Galeano, era algo que nunca podíamos alcanzar: “Sirve para caminar detrás de ella”, afirmaba el escritor uruguayo. Por entonces el interés de los aficionados estaba en los pasos victoriosos de Brasil como representante. Hoy habría un interés desmedido por conocer la marcha de los brasileños en el firmamento suramericano, sobre todo por la presencia en el puesto de comando de Carlo Ancelotti; pero ya vemos, ya no es así. Ah, el encanto de la vida está en ver cómo pasan los años, porque en este mundo de Dios todo se modifica, no hay nada permanente. Ni siquiera Brasil y Ancelotti. Nos vemos por ahí.

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