junio 25, 2025

El HIIT reduce los efectos de la quimioterapia sobre la capacidad cardiorrespiratoria en mujeres con cáncer de mama

Dudek M, Górecki M, Marszałek S, Kufel-Grabowska J, Litwiniuk M, Nowak A, Bartczak-Rutkowska A, Doś J, Marszałek A, Nowaczyk P, Lembryk M, Piotrowski I, Rosochowicz MA, Suchorska W, Lesiak M, Straburzyńska-Migaj E. Supervised high-intensity interval training reduces the negative effect of chemotherapy on cardiorespiratory fitness in young breast cancer women: a randomised controlled study. Eur J Appl Physiol. 2025 Jun 5. doi: 10.1007/s00421-025-05822-1.

El cáncer y las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de morbilidad y mortalidad en los países desarrollados. En mujeres jóvenes, el cáncer de mama (CM) suele presentar subtipos agresivos que requieren tratamientos intensivos como la quimioterapia, con agentes como doxorrubicina, ciclofosfamida, paclitaxel, trastuzumab y pertuzumab. Aunque eficaces, estos tratamientos pueden inducir efectos secundarios importantes, entre ellos toxicidad cardiovascular, disminución del VO₂ pico, fatiga, atrofia muscular y reducción de la tolerancia al ejercicio.

Estudios anteriores han demostrado que la capacidad cardiorrespiratoria (CRF) se ve gravemente comprometida durante la quimioterapia en pacientes con CM, y que un bajo VO₂ pico se asocia con peor calidad de vida, mayor toxicidad inducida por el tratamiento y mayor mortalidad relacionada con el cáncer. Aunque se han investigado los beneficios del ejercicio físico en pacientes con cáncer, la mayoría de los estudios incluyen poblaciones de mayor edad (55–60 años), dejando una brecha de evidencia en mujeres jóvenes.

La aparición del campo de la cardio-oncología ha destacado la necesidad de prevenir y manejar la toxicidad cardiovascular inducida por el tratamiento. Tradicionalmente, se aconsejaba a los pacientes evitar la actividad física durante la quimioterapia; sin embargo, investigaciones recientes sugieren que el ejercicio —y en particular el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT)— podría tener beneficios cardioprotectores incluso durante el tratamiento.

Las mujeres jóvenes con CM presentan necesidades específicas: sufren más fatiga y síntomas depresivos, y enfrentan mayores interrupciones laborales. Por ello, este estudio evaluó si el HIIT supervisado, realizado de forma concurrente con la quimioterapia, podría atenuar el deterioro de la condición física y la función cardiovascular en mujeres jóvenes con CM sin antecedentes cardiovasculares.

El estudio mostró que el HIIT concurrente con la quimioterapia es seguro, factible y eficaz para mitigar la reducción del VO₂ pico en mujeres jóvenes con CM. Aunque ambos grupos —HIIT y control— experimentaron disminuciones en el VO₂ pico tras la quimioterapia, el descenso fue significativamente menor en el grupo HIIT. Esta diferencia de 3,02 ml/kg/min es clínicamente relevante, ya que refleja una mejor preservación de la tolerancia al ejercicio, lo que podría influir en la calidad de vida y la reincorporación al trabajo.

La discusión contextualiza estos resultados dentro de la literatura existente. A diferencia de estudios previos donde el HIIT se aplicó después del tratamiento (en fase de rehabilitación), este estudio aplicó el protocolo durante la quimioterapia, utilizando un test directo (CPET) para medir el VO₂ pico, en lugar de estimaciones indirectas como el test de caminata. Esto refuerza la validez de sus hallazgos.

En cuanto al umbral anaeróbico ventilatorio (AT), sólo el grupo HIIT mostró una disminución significativa, sin diferencias entre grupos. Aunque el AT es un parámetro importante de riesgo quirúrgico, su evolución durante la quimioterapia en CM es poco conocida. Estudios previos en otros tipos de cáncer sugieren que la quimioterapia puede reducir el AT, pero los datos en cáncer de mama aún son escasos.

La duración del ejercicio durante el CPET disminuyó significativamente en el grupo control, pero no en el grupo HIIT, lo que sugiere que el entrenamiento ayudó a mantener la tolerancia al esfuerzo. Esta variable, aunque menos utilizada, puede ser un indicador sensible del estado funcional.

Desde el punto de vista hemodinámico, el estudio incorporó mediciones no invasivas mediante impedancia cardiográfica. Se observaron reducciones en el volumen sistólico (SV) y el índice de volumen sistólico (SVi) en el grupo HIIT tras la quimioterapia, aunque sin diferencias significativas entre grupos. Por otro lado, el grupo control presentó un aumento significativo en la resistencia vascular sistémica (SVR), lo cual podría reflejar un deterioro de la función vascular inducido por la quimioterapia, que el HIIT podría haber atenuado.

Este hallazgo es relevante, ya que una mayor SVRi en adultos jóvenes puede predecir el desarrollo de hipertensión. Aunque no se observaron diferencias significativas entre grupos, los resultados sugieren un posible efecto protector del HIIT sobre la función vascular.

Los beneficios observados tienen implicaciones prácticas importantes: reducir la fatiga inducida por la quimioterapia, mejorar el estado físico y facilitar la reincorporación al trabajo —aspectos clave para las mujeres jóvenes tras un diagnóstico de CM. La mejora del VO₂ pico también se asocia con un mejor rendimiento cognitivo y memoria de trabajo, lo que podría influir en su desempeño laboral y bienestar general.

En relación al momento óptimo para implementar el ejercicio, estudios previos han comparado la efectividad de realizar HIIT durante o después de la quimioterapia, sin encontrar diferencias significativas a largo plazo. Sin embargo, realizar ejercicio de forma concurrente podría prevenir un mayor deterioro funcional durante el tratamiento.

El estudio también plantea la hipótesis de que el ejercicio podría modificar la farmacocinética de la quimioterapia, disminuyendo la acumulación de fármacos cardiotóxicos como la doxorrubicina en tejidos sensibles. Aunque esto ha sido observado en modelos animales, se necesitan estudios en humanos para confirmar estos mecanismos.

Finalmente, los autores destacan que su estudio es el primero en utilizar medición hemodinámica no invasiva durante el ejercicio en este contexto clínico, abriendo nuevas posibilidades para el seguimiento de pacientes oncológicos.

Conclusiones

Este ensayo aleatorizado demuestra que un programa de HIIT supervisado durante 6 meses, llevado a cabo de forma concurrente con la quimioterapia, es una estrategia eficaz para atenuar el deterioro de la capacidad cardiorrespiratoria en mujeres jóvenes con cáncer de mama. Aunque el VO₂ pico disminuyó en ambos grupos, la reducción fue significativamente menor en el grupo HIIT. Además, el HIIT evitó la reducción del tiempo de ejercicio y posiblemente limitó los efectos vasculares adversos del tratamiento.

Los resultados apoyan la inclusión de programas de ejercicio estructurado como parte del tratamiento estándar en pacientes jóvenes con CM. Se necesitan estudios adicionales con mayor tamaño muestral y seguimiento a largo plazo para confirmar estos hallazgos y entender mejor los mecanismos cardioprotectores del ejercicio durante la quimioterapia.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/06/Supervised-high-intensity-interval-training-reduces.pdf

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