“Patón” Carrasquel fue el primero

Tratar de reseñar la historia es un reto verdaderamente desafiante, siempre habrá lugar para las contradicciones, es inevitable. Pero ahí es donde el periodismo tiene el compromiso de investigar, contrastar y ofrecer la versión que más se apegue a la realidad. Recientemente debutó en Grandes Ligas, con Medias Blancas, el lanzador de 23 años Wikelman González y algunos medios lo distinguieron como el venezolano número 500 que se estrena en el mejor beisbol del mundo, otros dijeron que se trata del 494. Pero la explicación es realmente sencilla.
Wikelman González es el jugador, nacido en Venezuela, número 494 que se estrena en el Big Show. Ese número asciende a 500 cuando se toma en cuenta a peloteros que nacieron en otras latitudes, pero tienen la nacionalidad venezolana y la portan con orgullo, tal es el caso de Aurelio Monteagudo, originario de Cuba, o más recientemente Jesús Luzardo, que nació en Perú, pero defiende a capa y espada el ser venezolano. Hay toda una investigación periodística que avala ese número, el trabajo de años para ofrecer una visión más completa de lo que son nuestros representantes en MLB.
A partir de ahí debemos entender que la cifra siempre será diferente, dependiendo de quién se cita. Pero hay algo que no podrán cambiar jamás y es al pionero, Alejandro “Patón” Carrasquel. El derecho debutó, con el uniforme de los Senadores de Washington, el domingo 23 de abril de 1939 con apenas 26 años.
De acuerdo con el periodista José Ángel Rodríguez, retiró en fila a Joe DiMaggio, Lou Gehrig y Bill Dickey, tres futuros miembros del Salón de la Fama. Ahí comenzó a hilvanar una carrera que se expandió hasta 1949 y le dejó en los registros de Baseball Reference un récord de 11-8 en 258 apariciones, 64 de ellas como abrir, un total de 861 entradas de trabajo y una efectividad de 3.73.
Eso sí, si lo buscan lo van a encontrar como “Alex” Carrasquel porque, según el periodista Ignacio Serrano, así lo bautizó a su descubridor Joe Cambria para que se escuchara más anglosajón. Y sí, le llamaron “Patón”, por el tamaño de sus pies. Fueron siete contiendas con los capitalinos y una con los Medias Blancas de Chicago (1949). La prensa y los libros de historia lo recuerdan como un jugador intenso y apasionado, típico latino que rompe el hielo. Un inolvidable, que se enfrentó a la barrera del idioma y dejó atrás muchos miedos para que hoy se le llame pionero. En 1971 fue exaltado al Salón de la Fama del deporte venezolano y, por supuesto, es parte de la Clase 2003 -la primera- del Museo y Salón de la Fama del Beisbol Venezolano.
A lo largo de su trayectoria en Grandes Ligas debutaron otros dos criollos, Jesús “Chucho” Ramos 1944) y Carlos “Terromoto” Ascanio (en las ligas negras-1946), pero ninguno pudo jugar más de un año.