julio 10, 2025

El cáncer continúa siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo. A pesar de los avances en los tratamientos oncológicos, estos generan importantes efectos secundarios como fatiga, pérdida de masa muscular, cardiotoxicidad y disminución de la capacidad cardiorrespiratoria (medida por el VO₂max o VO₂pico), los cuales comprometen la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes. Una estrategia efectiva para mitigar estos efectos es el ejercicio físico, y particularmente, el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) ha emergido como una modalidad con potencial para mejorar el VO₂pico en pacientes con cáncer.

El HIIT consiste en alternar esfuerzos intensos con periodos de recuperación, manipulando al menos cuatro variables: intensidad y duración del esfuerzo, e intensidad y duración de la pausa. Estas variables permiten clasificar los formatos de HIIT en largo (HIIT-long), corto (HIIT-short), sprints intermitentes y sprints repetidos. En pacientes con cáncer, el formato más utilizado ha sido el HIIT-long, que combina esfuerzos de duración mayor a 1 minuto, realizados entre umbrales fisiológicos (como el umbral anaeróbico) y el VO₂pico, permitiendo mantener el consumo de oxígeno por encima del 90% del máximo, un objetivo clave para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria.

A pesar del creciente interés en aplicar HIIT en oncología, los autores identifican desafíos importantes relacionados con la calidad y precisión de la prescripción de HIIT. En una revisión de 51 estudios publicados entre 2009 y 2023, se observó que solo el 50% de los artículos reportaban correctamente las cuatro variables clave necesarias para prescribir HIIT. La variable menos reportada fue la intensidad de la pausa (solo presente en el 51% de los estudios), seguida de la duración del esfuerzo (82%), la duración de la pausa (83%) y la intensidad del esfuerzo (96%). Esta falta de precisión compromete la posibilidad de replicar protocolos y evaluar su verdadera eficacia.

La prescripción del HIIT debe basarse en anclajes fisiológicos individuales, como el VO₂pico, el umbral anaeróbico (AT), la frecuencia cardíaca máxima (HRmax), o la potencia aeróbica máxima (MAP). Aunque el VO₂pico y la MAP fueron las referencias más usadas (en 45% de los estudios), muy pocos emplearon el AT o el concepto delta entre AT y MAP, que permitiría una individualización más precisa del entrenamiento. Este hallazgo es relevante, ya que los pacientes con cáncer constituyen una población altamente heterogénea, con grandes diferencias en condición física, efectos del tratamiento y respuesta al ejercicio.

El uso de HRmax como anclaje fue común (39% de los estudios), aunque en muchos casos no se especificó si fue medida directamente o estimada por fórmulas de predicción. Esto es problemático porque las fórmulas basadas en la edad tienen un margen de error importante y los tratamientos oncológicos pueden alterar la función autonómica, afectando la frecuencia cardíaca como indicador fiable de intensidad. Asimismo, el uso del RPE (escala de esfuerzo percibido) fue limitado (sólo en 8% de los estudios), a pesar de su potencial utilidad cuando se combina con indicadores objetivos. Sin embargo, utilizar RPE como única guía también presenta limitaciones, ya que puede ser influenciado por factores no fisiológicos como el estado emocional, la fatiga o el dolor.

Un hallazgo clave de la revisión es que la falta de precisión en la prescripción del HIIT podría explicar por qué, a diferencia de la población sana, en pacientes con cáncer no se observa una superioridad tan clara del HIIT sobre el ejercicio continuo de intensidad moderada (MICT) en cuanto a mejoras del VO₂pico. Estudios como el de Devin et al., que utilizaron un protocolo bien estructurado y reportaron todas las variables de HIIT, encontraron beneficios significativos del HIIT frente al MICT. En cambio, estudios con protocolos mal definidos o pausas excesivamente largas (como en Northey et al. o Schmitt et al.) no evidenciaron diferencias significativas entre ambos tipos de entrenamiento.

En cuanto a los tests físicos utilizados para determinar la intensidad del ejercicio, la mayoría de los estudios (76%) usaron pruebas de esfuerzo incremental hasta el agotamiento (CPET o GXT), aunque 22% no describieron adecuadamente las características del test, como la carga inicial, los incrementos o la cadencia. Dado que el VO₂pico y la MAP son sensibles a estas variables, una mala descripción del protocolo de evaluación también compromete la prescripción del entrenamiento y la comparación entre estudios.

Otro aspecto importante es la seguridad. Aunque 34 estudios no reportaron eventos adversos y solo seis documentaron efectos secundarios (como dolor muscular, fatiga, náuseas o hipotensión), diez estudios ni siquiera informaron sobre la presencia o ausencia de efectos adversos. Este vacío limita las conclusiones sobre la tolerancia al HIIT en pacientes con cáncer, especialmente en subgrupos más frágiles o con comorbilidades.

Los autores concluyen que es urgente mejorar la precisión en la prescripción del HIIT en oncología. Para lograr esto, recomiendan utilizar anclajes fisiológicos individualizados (como AT o el concepto delta), reportar de manera exhaustiva las variables del protocolo (intensidad y duración del esfuerzo y la pausa), y considerar las características individuales del paciente al diseñar y ajustar los entrenamientos. Además, subrayan la importancia de monitorear objetivamente el esfuerzo (con frecuencia cardíaca, potencia o VO₂) y complementar, cuando sea necesario, con herramientas subjetivas como el RPE, pero nunca utilizarlas de forma aislada.

En resumen, aunque el HIIT representa una modalidad prometedora para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria en pacientes con cáncer, su aplicación clínica aún enfrenta importantes desafíos metodológicos. Una prescripción inadecuada no solo puede reducir su eficacia, sino también poner en riesgo la seguridad del paciente.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/06/High-Intensity-Interval-Training-for-Cancer-Patients.pdf

Referencia completa:

Dias-da-Silva G Jr, Panissa VLG, Derchain SFM, Ferreira MLV, Telles GD, Buzaglo GBB, Araújo RB, Vechin FC, Conceição MS. High-Intensity Interval Training for Cancer Patients: A Review of Key Considerations for Exercise Prescription. Sports Med. 2025 Mar;55(3):619-639. doi: 10.1007/s40279-024-02145-7.

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