Vinotinto en dos vertientes – Líder en deportes

Las antípodas conforman una figura que habla de las cosas opuestas en la distancia, y que se usa también, en sentido metafórico, en las posiciones enfrentadas en diversas áreas de la vida.
Los partidos de la Vinotinto ante Ecuador y Perú la representan en toda su extensión. Ante los ecuatorianos aquel fue un grupo de jugadores sin respuesta, con impotencia y con el temor de que el adversario se les viniera encima y les llenara la cancha con un fútbol superior. Y aunque al final enseñaron los dientes, no les alcanzó. Cuatro días después, la antípoda. Chocaron en un partido de puras llamas ante el buen Perú, pero a diferencia del juego anterior, fue un equipo determinado, resuelto para rechazar al invasor.
Y eso fue Venezuela. Empujada por Yangel Herrera y su vocación y claridad para el manejo de los partidos, por Yeferson Soteldo y su gambeta indescifrable, y por Salomón Rondón como mascarón de proa del buque nacional, fue un escuadrón con virtudes, y aunque mostró algunas lagunas al irse atrás en la posteridad del partido, tuvo aguante para llegar al puerto seguro de un triunfo que la repone y que mucho habla acerca de su proyección en dirección un porvenir prometedor.
Ahora veamos hacia lo que ha de venir. A Venezuela le queda, en junio, el partido ante Bolivia, y que como todos los de estos tiempos definitivos, se siente como el que podrá poner tierra de por medio a su rival de ese día. Luego vendrán, si se piensa con cabeza fría y con el sentido lógico, lances con altas dificultades. Será “la gira de la vida” ante Uruguay en Montevideo y Argentina en Buenos Aires, para concluir enfrentando a Colombia en tierra venezolana. Ya se podría decir que es el calendario y dentro de las mil dificultades, menos complicado entre los contendientes al puesto de repesca.
Bolivia, que muerde a un punto a la Vinotinto, enfrentará, luego del partido ante Venezuela, a Chile y Brasil en El Alto, y a Colombia en Barranquilla. Toda una maraña para los bolivianos aun tomando en cuenta su crecida reciente. Perú visitará a Colombia y a Uruguay, y esperará en Lima a Ecuador y Paraguay. Los peruanos tendrán que recurrir a su reluciente pasado, aquel de Teófilo Cubillas, para sobrevivir en este pasaje de durísima gestión. Y Chile, chapoteando en la arena movediza de la despedida, esperará en Santiago a Argentina y Uruguay, y andará como forastero en El Alto y Río de Janeiro.
Como se ve, y evitando nacionalismos, se perfila, como gigante entre los aspirantes al repechaje, a la Vinotinto. En ese escenario será otra la historia, pues ya no será, como en el pasado, contra otra selección asiática, sino un pequeño “campeonato” de seis equipos en procura de dos cupos mundialistas.Con determinación, y con una convicción que no se detenga, el repechaje podría ser la catapulta venezolana que la monte en Estados Unidos-México y Canadá.
El Mundial de Salomón
Después de jugar en España, Rusia, Inglaterra, China, vuelta a Londres, Argentina y México, para Salomón Rondón no puede haber nada que esté más allá del Mundial.
A sus treinta y cinco años de edad sigue siendo el emblema y la bandera de la Vinotinto, y sabe que después de esta vez, como en el “Caballo Viejo” de Simón Díaz, no tendrá otra oportunidad. Perteneció a la generación de Juan Arango y José Manuel Rey, y dando un salto en el tiempo, ahora comanda la brigada que mira seriamente el 2026.
Dos de las tres victorias de la selección frente a Paraguay y Perú han sido con goles de tiro penal de su conductor, y para completar su destaque, también anidó en la conquista ante Chile.
Ya ha marcado una época con el fuego vivo de su presencia, a la que solo le falta reventar redes en la zafra mundialista para completar su historia universal.